Aunque no son pocos los científicos que habían avisado de que en algún momento la humanidad se enfrentaría a una pandemia, el coronavirus que tiene en jaque a más de medio mundo nos ha pillado desprevenidos a todos. De hecho, más allá de a los políticos, que deben tomar decisiones sobre todos los aspectos de la vida cotidiana, las empresas en muchos casos han visto reducidos sus ingresos a cero y su estructura generando gastos del mismo modo que cuando la actividad seguía su curso normal hasta la pandemia.
El teletrabajo, para aquellos que lo ejercían antes de que todo esto pasara, tenía una serie de ventajas que en muchas ocasiones han salido a relucir. Sin embargo, más allá de experimentos puntuales en empresas que sí confiaban en el nuevo modo de producir, o aquel más habitual teletrabajo desde casa un día por semana, el tejido empresarial no se había tomado en serio aquello de deslocalizar los espacios productivos. Es por ello que, a la mayoría de los que sí pueden seguir ofreciendo productos y servicios sirviéndose de esta metodología, les ha pillado sin previo aviso y el caos se ha apoderado de todo. Al menos, las primeras jornadas.
La explicación al por qué hasta ahora no nos hemos adaptado tiene mucho que ver con la cultura empresarial, la cultura laboral y la corporativa. Si nos comparamos con países del entorno, causamos mucha atención de los nórdicos, o incluso de centroeuropa por nuestra necesidad presencialista. A ellos les parece un despropósito que a las 19:30 la mayor parte de las oficinas sigan trabajando. Esas luces de los edificios causan una sensación de estupor. Y la razón está en nuestra manera de vivir. Los turnos partidos con varias horas para comer, iniciar la jornada tarde hacen que para trabajar las 8 horas habituales, salgamos a deshora.
Eso por un lado, y por el otro está la necesidad de que ese trabajo sea exclusivamente presencial. Porque sino, se tiene la falsa sensación de que no se está trabajando. Quizás por esa obsesión con las horas, en lugar de enfocarse en los objetivos. ¿Qué sentido tiene estar frente a un ordenador sin hacer nada porque aún no «llegó la hora de salir», cuando realmente se han terminado con éxito las tareas del día? ¿Por qué nos empeñamos en ir a la oficina con el tiempo que se pierde en desplazamientos cuando con un ordenador y conexión a Internet se podría hacer ese trabajo desde casa? Quizás todas esas cuestiones que empezaban ligeramente a hacer reflexionar antes de la pandemia, ahora sean un asunto mucho menos dramático. Al fin y al cabo, la prueba de que la mayor parte de miedos eran irracionales y de que el trabajo sale y los empleados están más contentos va a estar ahí. Y sin haberla planificado.
La clave para que el trabajo en remoto se convierta en algo habitual está en la trasformación de la cultura corporativa. Y aunque muchas empresas comenzaron sus procesos de trasformación digital, la gran mayoría se dejaron fuera el referente al entorno de trabajo deslocalizado, que es también uno de los factores de la digitalización. Probablemente en este momento, cuando la crisis sanitaria pase, será una de las cuestiones a retomar. Sin embargo, se aconseja que se haga un replanteamiento de la propia corporación. No solo la incorporación de procesos de digitalización, sino que toda la filosofía de la compañía se articule hacia esa digitalización para con los clientes, con los empleados, con los proveedores y con los socios. Aunque se requiere de inversión, este apartado es más una cuestión de estar convencido que de una gran cantidad de dinero disponible.
En Stargo Connection somos especialistas. Podemos asesorarte a ti y a tu equipo sobre cómo conseguir esa transformación digital aplicada a la pyme o a los autónomos. Nuestros métodos se aplican desde un punto de vista efectivo y permiten fortalecer tu tejido incluso en tiempos de incertidumbre y de cambio.
Queremos finalizar este artículo de hoy con una orientación práctica. El cambio para consolidar el teletrabajo debe venir de la empresa y de su cultura corporativa. Pero los empleados también pueden apostar por ciertos hábitos que faciliten el proceso. Y, sobre todo, que mejore su productividad y eficiencia consiguiendo una conciliación casi plena:
¿En tu caso, cuáles han sido los inconvenientes que te ha generado el teletrabajo al enfrentarte a él por primera vez?
StartGo Connection, S.L. ha sido beneficiaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional cuyo objetivo es mejorar la competitividad de las Pymes y gracias al cual ha puesto en marcha un Plan de Internacionalización con el objetivo de mejorar su posicionamiento competitivo en el exterior durante el año 2022. Para ello ha contado con el apoyo del Programa XPANDE de la Cámara de Comercio de Valencia.